El buen paladar sabe perfectamente diferenciar sutilezas e ingredientes en la elaboración de un buen plato. Quienes disfrutan de una buena comida saben apreciar igualmente que esta esté regada por un buen caldo, un vino expreso para la ocasión, cuyas notas aromáticas y de sabor dejen en el recuerdo el perfecto maridaje de ambas joyas gastronómicas. Elegir un buen vino es parte del ritual del buen comer.
El Maridaje perfecto
Hablar de comida sin hablar de vino es algo que tiene poco sentido, igual que hablar de vinos sin hablar de comidas. El vino y la comida son la clave del maridaje perfecto tanto de uno como de otro, ya que no se entiende una buena comida si no está acompañada del vino perfecto para degustarla gratamente y para hacer aflorar todos sus matices. Utilizar el vino más adecuado para la comida que se sirve es, sin duda, un placer que lleva a otro nivel la experiencia gastronómica.
Pero es muy importante tener claro que cada plato tiene su vino. Es decir, existen comidas estupendas que se pueden arruinar si la elección del vino no es la correcta, por ello es fundamental, si se es un buen gourmet, conocer los diferentes maridajes de cada plato con sus caldos correspondientes, solo así la experiencia y el disfrute frente a la mesa serán perfectos.
Por ejemplo, en lo que a tintos se refiere, es muy interesante tener en cuenta que un buen tinto de Ribera de Duero es el acompañante perfecto para los platos de asados o aquellos que se elaboran con carnes rojas
D.O. Ribera del Duero, caldos excepcionales
Los tintos con la Denominación de Origen Ribera del Duero son aquellos caldos que se elaboran en una zona de los viñedos localizados en parte de la región española de Castilla y León, concretamente en una franja del río Duero que abarca unos 35 kilómetros de ancho y unos 115 kilómetros de largo. Se corresponde con la confluencia de las provincias de Burgos, Valladolid, Segovia y Soria. Esta zona cuenta con unos terrenos complejos, con un clima muy severo. Estas condiciones tan especiales y a una cierta altitud, ofrecen un fruto de las vides de enorme calidad y gran valor.
Esas exigencias de la tierra, pero también el arduo trabajo de viticultores y bodegueros hacen de estos caldos con la Denominación de Origen Ribera del Duero, unos vinos con gran personalidad y únicos. Las variedades de uvas de estos viñedos son las Cabernet, Sauvignon, Tempranillo, Malbec, y Merlot. Más de 300 bodegas comercializan alrededor de 2.225 marcas. Son de destacar los tintos jóvenes que conllevan una alta carga de toques afrutados, mientras que los crianza, reservas y gran reserva son de notas aromáticas complejas, lo que les aporta mucha potencia de sabor y a la vez equilibrio en boca.
Esta potencia de sus sabores, los toques aromáticos afrutados y su equilibrio en boca hacen de los tintos de Ribera del Duero una de las opciones más interesantes para acompañar cualquier plato elaborado con carnes rojas, así como asados de carne. Uno de los detalles fundamentales a la hora de elegir un buen caldo que acompañe a la carne es tener en cuenta que este acompañe y realce el plato, pero que no oculte el sabor de la propia carne. Consiste en maridar ambos elementos, que el vino intensifique el sabor del plato, no que uno borre al otro.
Obviamente, siempre será preferible optar por un tinto crianza, un reserva o un gran reserva si se trata de potenciar el sabor de la carne. Hay que buscar caldos potentes, pero que no resten protagonismo a la carne. El buen equilibrio en boca de los caldos Ribera del Duero envejecidos en barrica por más de tres meses será la opción ideal para maridar con la carne más jugosa y tierna, ya que las carnes rojas siempre saben perfectas cuando se riegan con un tinto con cuerpo.
Y tú, ¿Conoces alguna otra clave sobre el maridaje de vinos que nos puedas compartir? Te espero en los comentarios.